Por: Javier Taborda Chaurra
Hace poco creí tener síntomas preocupantes de pérdida de memoria a niveles desbordados. Sin embargo, yo mismo hice consciencia de que eran asuntos normales, ordinarios, que le pasan a la mayoría de humanos en algún momento en su día a día. De esta vivencia derivó el reconocimiento en mi rutina diaria y con mi familia, de un conjunto de estrategias que por años he venido constituyendo para afinar o ejercitar mi memoria, en el entendido que no me precio de tenerla en abundancia sino de hacer un gran esfuerzo para integrar a mi sistema asuntos triviales en ocasiones y en otras de importancia. A continuación voy a enunciar y a describir brevemente, a modo de consejos, el conjunto de estrategias de las que creo hacer uso para traer de mi memoria asuntos que he vivido, experimentado, estudiado o comprendido y que podrían servir a sujetos de todas las edades, capacidades e intereses, con la convicción de que unas servirán más o menos según la persona. Aquella estrategia que no vaya con alguien, pues, simplemente debería obviarla. Debe recordarse que personas de las cuales se dice tienen buena memoria, tienen estrategias para recuperar información, y de pronto podrían estar haciendo uso de alguna de las que acá se menciona.
- Repita. Este consejo se aplica, por mi experiencia, al aprendizaje de palabras, números, ideas, oraciones o textos. Pero también al aprendizaje de habilidades y técnicas específicas, por ejemplo en el deporte, en el aprendizaje dancístico, en el dominio de algún recurso técnico en la pintura, en la ejecución de algún oficio. Recuerdo, en tal sentido que, para evaluaciones que eran memorísticas, la repetición intensa de los textos era esencial. Igual, en estos momentos en los que estoy en aprendizajes de aires argentinos, para alcanzar a dominar una rutina, la repito muchas veces hasta que logro realizarla de manera casi automática sin que intervenga para ello necesariamente la consciencia. Llega uno a bailar así, como con piloto automático, luego de práctica y repetición intensas,
- Vuelva sobre sus pasos. Perder o envolatar algo en el trabajo o en casa es muy común para muchos de nosotros. Volver atrás y repetir el recorrido, deteniéndonos en el detalle del mismo, es un estrategia válida para recordar el lugar en el que quedó lo perdido y encontrarlo.
- Tenga a mano una libretita. Desde hace muchos años en docencia, hago uso de fichas para registrar allí información relevante y esquemas para las sesiones de clase, así no haga uso de ellas. Sin embargo, es un recurso que debe estar disponible. Igualmente, para no olvidar compromisos o ideas, cargo siempre una libretita en la que aparecen registradas agendas diarias, ideas a desarrollar e incluso ocurrencias. En ocasiones despierto con alguna idea e inmediatamente me levanto a registrar en la libreta, de no hacerlo, recuperar la idea después se hace difícil. Es más, en ocasiones si no registro una idea prometedora se pierde para la memoria y ya me es imposible recuperarla. Mi hija y esposa hacen uso muy frecuente de esta estrategia y, como a mí, les da resultado.
- Comparta con personas de confianza sus experiencias. Muchas cuestiones de la historia propia, de las experiencias vividas, cuando se comunitarizan tienen garantía de permanencia y no olvido. Así, en reuniones en que deben estas ser traídas al presente, tendremos como aliados a otros que ayudan a completar el recuerdo, a rememorar lo vivido.
- Confíele a alguien su compromiso. Esta estrategia muy popular yo la utilizo y la utiliza mi familia con frecuencia. Cuestiones sencillas, diligencias y compromisos son confiados a la memoria de otros con la consigna: “no me deje olvidar”. Aparte que con ayuda recupero información, baja mi estrés ya que siento que descargo un poquito la responsabilidad de algún asunto: tengo a alguien más a quien culpar de un posible incumplimiento mío.
- Enliste . Escriba en orden de importancia aquello que en el día debe realizar.
- Jerarquice. Coloque en los listados o en las lecturas colores a las ideas o palabras. Organice ideas según importancia o organice palabras en un esquema de tal manera que pueda visualizar lo de mayor importancia, lo de menor y lo que puede tener importancia igual. Intente que palabras o ideas se asocien en su mente con ideas, palabras u oraciones de la misma especie.
- Elabore esquemas que den cuenta de ideas, textos o cuestiones de importancia utilizando diversos recursos como palabras, colores, dibujos, imágenes.
- Vaya con calma en los aprendizajes. El aprendizaje de cosas nuevas requiere esfuerzo. Si pasa muy rápido por alguna idea u objeto es posible que no pueda dar cuenta más delante de eso con detalle. Aunque hay que decirlo, no todos somos iguales y algunos podrán llevar a su memoria con facilidad algún asunto; si este es su caso, no considere en serio este consejo.
- Solicite una nueva descripción. Nos pasa en oficinas o entidades diversas el que la eficiencia de los empleados como interés, pasa por encima de las necesidades de nosotros como usuarios. En esta circunstancia, coloque su necesidad de comprensión primero y, si es necesario, solicite que se le repita la descripción de lo que debe hacer.
- Busque un objeto o un lugar que le recuerde las tareas. Esta estrategia me sirve mucho ya que asocio el lugar con el compromiso porque me ubico allí con la intención de que cuando vuelva, se me venga al presente algo que podría olvidar. De la misma manera, selecciono un objeto y lo pongo en ese lugar para que favorezca la evocación.
- La aliteración es un buen recurso. Tome la palabra clave de un compromiso y repítala varias o muchas veces, hágalo en el lugar del recuerdo. Esta aliteración facilita mucho, en mi caso, la recuperación de alguna información o contenido.
- Vincule el compromiso o la idea o el oficio que deberá recordar a algún color o a alguna canción que contenga la palabra del oficio a realizar.
- De nombre a algo que olvida. Personalmente no soy bueno para recordar los nombres de las personas. Cuando los encuentro, al saludarlos, les doy cualquier nombre y ellos me corrigen, así supero una situación que podría ser bochornosa.
Como se insinúo al inicio “cada uno es cada uno y tiene sus cadaunadas”. Lo que nos indica que cada persona habrá desarrollado estrategias de memoria particulares, algunas exitosas, otras no. Comunitarizar tales estrategias sería importante para ayudar a sujetos diversos a tener a disposición alternativas que ayuden a favorecer en ellos un proceso cognitivo esencial, en caso de dificultad o aún en casos de buena memoria que en sus manifestaciones pueda potenciarse aún más.